Los políticos, rehenes del pueblo

Se supone que un político debe caminar por una línea extremadamente delgada entre su carrera y la toma de decisiones que beneficien a la mayoría a largo plazo.

El problema es que muchas veces esa toma de decisiones óptimas para la mayoría afecta a alguna minoría, pero esa minoría puede tener el poder del ratón en los cimientos de la muralla.

Por otro lado la mayoría es tan amorfa e insoluble que es imposible alinearla en una dirección para que, logrando el respaldo indispensable, una política deje de ser de gobierno y pase a ser de Estado.

Nos quejamos de nuestros gobernantes, de su mala administración, de su corrupción, de su individualismo. Ahora haga el siguiente ejercicio, cierre los ojos e imagine los afiches de un político prometiendo llevarnos por el camino del sacrificio necesario para recuperar la grandeza de la Nación.
  • Flexibilizar la generación de empleo, sacando la espada de Damocles que significa para una pequeña empresa arriesgarse a contratar por más de 3 meses a un empleado.
  • Renovar toda la dirigencia sindical que haya dejado de ser trabajador y se ha convertido en empresario
  • Reorganizar el sistema impositivo, eliminando todos los gravámenes para empresas medianas y pequeñas.
  • Incrementar el control sobre las grandes empresas, imponiendo fuertes cargas impositivas sobre toda ganancia financiera
  • Contratar una consultora internacional de recursos humanos para que evalúe al 100% de los empleados estatales, dando de baja todos los puestos que no cumplen con un estándar predefinido de condiciones para cada función.
  • Ajustar los sueldos de los empleados públicos a valores acordes a sus capacidades y responsabilidades
  • Todos los funcionarios públicos deberán rendir exámenes habilitantes para presentarse a puestos elegibles
  • Todos los ciudadanos deberán rendir exámenes habilitantes para poder emitir su voto
  • Arancelamiento de la universidad pública, programa de becas por merito, cubriendo arancel y salario
  • Condenar con la caducidad inmediata de su mandato y cárcel efectiva las faltas graves de los funcionarios políticos, incluyendo la falta de reglamentación de leyes emanadas del Congreso, la promulgación de leyes anticonstitucionales, la falta de quórum para el tratamiento de proyectos.
  • Eliminar todo tipo de asistencialismo (y establecer la prohibición de volver a generarlo) destinando los fondos a capacitación
  • Mil y una otras medidas tan indispensables como políticamente incorrectas

Seguramente el primer problema sea que la mayoría no estará de acuerdo en que estas son medidas óptimas.

El segundo será que quienes vean afectado sus 'status quo' serán fuertes detractores de este candidato y probablemente no dudarían en desacreditarlo masivamente con información verdadera (aunque irrelevante para el caso) o falsa.

Es decir, como pueblo no estamos preparados para entender y aceptar que la tan ansiada excelencia requiere un sacrificio y preferimos a los políticos que nos prometen el oro y el moro, aunque sepamos que no entregarán ni a uno ni al otro.

El circulo vicioso ha tomado una velocidad tal que difícilmente sea reversible sin llegar a la histórica solución de la violencia y la devastación, situación en la que todos perdemos todo y no nos queda más remedio que volver a emprender.

Y quizás de ese nuevo emprendimiento logremos llegar a un mundo menos material, donde el exhibicionismo y la ostentación no sean motivo de admiración y una meta imitable, sino que produzcan rechazo y generen vergüenza en quien los haga. El éxito tiene que dejar de ser económico para pasar a ser ético.

Mientras nos focalicemos en resolver los problemas de hoy sin mirar hacia el futuro, mientras no comencemos creamos que lo que está mal es la praxis e insistamos en enderezar una situación sobre un modelo obsoleto, seguiremos fracasando como sociedad y volveremos a la barbarie.
Es urgente asumir el daño que hemos causado siendo soporte de la estructura social en la que vivimos, hacer mea culpa de los niños muertos aquí y allá por nuestra bulimia económica, de la proliferación de la ignorancia y la marginalidad.

Cuando decidamos innovar y dar el salto cuántico adelante, cuando asumamos que muy por encima de nuestras propias vidas están las vidas de los demás, que nuestros derechos solo están detrás del cumplimiento de nuestras obligaciones, solo entonces comprenderemos que casi no cabe expectativa de disfrutar de nuestras vidas tal como nos programaron a hacerlo, comprendiendo que debemos ser la generación de quiebre entre el modelo obsoleto y responsables de la creación del nuevo, en ese momento podremos decir que el hombre habrá dejado atrás su faceta animal para comenzar a deambular por los jardines en flor de la racionalidad y la espiritualidad.

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