Intolerancias que traban

Quien no soporta el desequilibrio, está condenado a quedarse quieto, estático en un mismo lugar para siempre.

Quien no soporta la inconsistencia del pensamiento está condenado a quedar estancado, incapaz de alcanzar un estadio superior al que lo llevaría un ligero desvío del hilo del razonamiento.

Pero claro, igual que con las piernas, que fijan el largo del paso razonable y creíble, con las ideas también hay un límite con cuán lejos se puede ir en cada bamboleo.

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